El mismo fue realizado por los técnicos de la Fundación Azara, Sergio Bogan y Juan Manuel Meluso, y entregado a las autoridades provinciales y municipales.
Las tareas de recuperación de restos óseos del cachalote (Physeter macrocephalus) comenzaron el pasado martes 29 de julio y según informó la SAyDS, se recuperó la totalidad de los huesos que se encontraban en el ejemplar, que corresponden a una parte importante del esqueleto.
Cabe señalar que los restos permanecen en la localidad balnearia, donde quedarán enterrados durante aproximadamente un año y medio, como parte del proceso de limpieza de las partes blandas
De acuerdo al informe, se constató que la longitud total del ejemplar es de 17 metros y que se trata de un ejemplar macho que reposaba en la línea de marea sobre su flanco derecho.
Durante el primer día de trabajo se recuperaron seis costillas izquierdas, uno de los huesos que conforman el complejo hioideo y la aleta izquierda completa, incluyendo la escápula.
En tanto, el pasado miércoles se continuó con la reducción de la masa de grasa y carne del lateral izquierdo y con la recuperación de las siguientes cuatro costillas del flanco izquierdo, siendo la última de escasos centímetros.
Al día siguiente, se concluyó con la extracción de todo el tejido blando del lateral izquierdo. En este proceso, y próximo a la región caudal-ventral, se detectaron una serie de osificaciones que fueron retiradas junto con una porción del tejido blando que las rodeaba, que se presume que corresponden a los huesos pélvicos. Una máquina que colaboró con las tareas de movilización de los restos, al intentar dar vuelta infructuosamente al ejemplar, extrajo accidentalmente la escápula derecha, que sufrió algunos daños menores.
Asimismo, el pasado viernes se logró dar vuelta al ejemplar, dejando al descubierto el flanco derecho para poder seguir trabajando. Se descubrió la ausencia de las mandíbulas, aunque se recuperó un pequeño fragmento de ellas, de la sínfisis mandibular con 4 dientes - dos derechos y dos izquierdos-, uno de los cuales está desgastado.
Por último, el día sábado se removió todo el tejido blando del flanco derecho. Se extrajo la aleta pectoral, el esternón y sólo cuatro costillas estaban presentes -las cuatro costillas más distales-. La primera de éstas, estaba fracturada en dos partes, que se pudieron recuperar. Se rescató también la columna vertebral y se detectó que la región cefálica no presentaba ningún hueso y el cuero y otras estructuras de esta región estaban rellenas naturalmente con arena y sedimentos costeros. También se pudo determinar que la columna vertebral se interrumpía en la región torácica, faltando por completo toda la serie de vértebras cervicales y las primeras vértebras torácicas.
Por otra parte, en base a comentarios de la gente sobre la presencia de huesos de gran tamaño en la zona de los acantilados, donde originalmente había varado el cachalote, se organizó ayer, junto con el presidente de la Junta Vecinal y el biólogo Lucas Albornoz, de la SAyDS, una visita a la zona, que relevó y logró recuperar dos grandes maxilares que podrían corresponder al ejemplar en cuestión. Los materiales fueron cargados y transportados en camioneta con gran dificultad, dado su tamaño, y descargados en la Delegación Municipal para ser enterrados con los demás restos óseos.
Cabe destacar que se recuperó la totalidad de los huesos que se encontraban en el ejemplar, que corresponden a una parte importante del esqueleto. Sin embargo se habría perdido la mayor parte de las mandíbulas, la base del cráneo, la serie proximal de costillas derechas, las vértebras cervicales y las primeras vértebras torácicas.
Los restos quedaron en El Cóndor, en donde permanecerán enterrados alrededor de un año y medio, como parte del proceso de limpieza de las partes blandas.
Mientras se realizaba la disección del ejemplar se notó que por debajo de la piel, y especialmente en las regiones con mayor grasa, existía una cantidad abundante de quistes sebáceos, que podrían ser producidos por parásitos. Se tomaron algunas muestras para confirmar esta hipótesis con pruebas de laboratorio. La mayor parte de los órganos estaban en un avanzado estado de putrefacción, razón por la cual no fue posible conservar ninguna muestra. Sin embargo se constató que el estómago está relativamente bien conservado. Se procedió a su extracción, pero no se encontró ningún elemento en su interior, lo que podría sugerir que el ejemplar, antes de morir, pasó varios días de inanición. Finalmente, una vez extraídos los restos óseos, se verificó un elevado grado de madurez ósea, lo que indica sin ningún lugar a dudas que se trata de un ejemplar adulto.