“Acá hay muestras de producciones que hacemos en las clases, pero también ejemplos de chicos que se juntan en el recreo para trabajar entre ellos y después mostrar lo que hacen. Es el resultado de lo que se genera en una escuela musical”, dice el director de Orquesta y profesor de Ensamble, Mariano Videla, al referirse emocionado a lo desarrollado en el concierto, que le dio mucho calor al invierno de la ciudad andina, a través de la orientación en Arte Música Especializada que tiene la escuela secundaria. “Es ver el fruto de lo que se trabaja en el colegio, en un montón de espacios diferentes”, amplía.
Para el estudiante Tomas Villalobos (que maneja instrumentos de viento), este concierto conforma “una experiencia hermosa”, porque “estos espacios son cruciales”.
Asimismo, un compañero, Tomás, añade que más allá de la actuación, “somos la única escuela así de Río Negro, es un privilegio poder estar en ella”.
Todavía conmovido por la respuesta del público y orgulloso de un sueño cumplido, asegura que “podés tener el mayor talento del mundo, pero si no estudiás, no te esforzás y no tenés estas oportunidades que te dan la escuela u otros espacios como la Orquesta del Bicentenario para salir a tocar, no te sirve de mucho”.
De privilegios y pasiones, también habla Facundo Ortega (viola y voz), estudiante avanzado de la ESRN 45. Recuerda que “al comienzo, me metí en la escuela, más que nada, por la guitarra. Después me hicieron elegir entre viola, violín y chelo; me quedé con la viola, por supuesto. El primer año anduve flojo y en el segundo, le metí con todas mis ganas, hasta que me di cuenta que la música se volvió mi vida, mi pasión”.
Estudiantes, profesores, padres y madres, juntos, compartiendo lo que más les gusta hacer.
El camino de la ESRN en Río Negro ha comenzado y dice presente.